
Blanqueamiento dental: No es oro todo lo que reluce
El blanqueamiento dental se ha convertido en uno de los tratamientos estéticos más populares en las consultas odontológicas. Cada vez más personas buscan lucir sonrisas más blancas y atractivas, pero no todos los métodos empleados son igual de eficaces ni seguros. En este artículo, exploraremos en qué consiste este tratamiento, por qué es fundamental la supervisión profesional y los riesgos de optar por alternativas no reguladas.

¿Por qué amarillean los dientes?
El color de los dientes cambia con el tiempo debido a varios factores:
Desgaste del esmalte: Con los años, la capa externa del diente se vuelve más fina, dejando visible la dentina, que tiene un tono más amarillento.
Acumulación de sustancias cromógenas: Alimentos como el café, el vino tinto, el té y los frutos rojos, junto con el tabaco y algunos medicamentos, generan manchas en los dientes.
Higiene oral inadecuada: La falta de una limpieza adecuada facilita la acumulación de placa y pigmentación.
¿En qué consiste el blanqueamiento dental?
El blanqueamiento dental es un procedimiento que busca aclarar el color de los dientes mediante:
Eliminación física de manchas superficiales.
Reacciones químicas que descomponen las moléculas responsables de las tinciones internas.
El ingrediente activo principal suele ser peróxido de hidrógeno o peróxido de carbamida, que penetra en el diente y libera radicales libres para aclarar el color dental.
Tipos de blanqueamiento
1. Blanqueamiento en casa (ambulatorio)
Se realiza con el material proporcionado por el odontólogo:
Férulas personalizadas hechas a medida.
Geles blanqueantes de baja concentración (10-22% de peróxido de carbamida).
Uso supervisado durante varias semanas.
2. Blanqueamiento en la clínica
Es realizado por el dentista con productos de mayor concentración (35-40% de peróxido de hidrógeno):
Protección previa de encías.
Activación del gel mediante luz, calor o láser.
Resultados visibles en pocas sesiones.
Riesgos del blanqueamiento no supervisado
El uso de productos de blanqueamiento sin la guía de un dentista puede ocasionar:
Falta de diagnóstico previo: Podrían pasarse por alto problemas como caries o enfermedades de las encías.
Mayor desgaste dental: Algunos productos contienen partículas abrasivas que dañan el esmalte.
Sensibilidad dental: Sin supervisión, el aumento de sensibilidad puede volverse severo.
Resultados desiguales: Restauraciones como empastes o coronas no cambian de color.
Persistencia de manchas: Algunas tinciones requieren una limpieza profesional previa.
Productos de baja concentración: Los kits comprados en línea suelen ser menos efectivos.
Riesgo para tejidos blandos: Los agentes blanqueantes pueden irritar encías y labios si se aplican incorrectamente.
¿Por qué acudir a un profesional?
Un odontólogo es el único capacitado para evaluar el estado de tu salud bucal antes de realizar un blanqueamiento. Esto incluye:
Diagnosticar problemas como caries o infecciones.
Seleccionar el tratamiento adecuado según tus necesidades.
Garantizar un proceso seguro, minimizando riesgos para dientes y encías.
Consideraciones finales
Aunque el mercado ofrece una amplia gama de productos de blanqueamiento dental de venta libre, ninguno reemplaza la seguridad y efectividad de un tratamiento supervisado por profesionales. Recuerda que el blanqueamiento dental no es un producto mágico, sino un procedimiento que requiere conocimiento y cuidado para lograr una sonrisa blanca y saludable sin comprometer tu salud bucal.
¡Consulta siempre a tu odontólogo antes de iniciar cualquier tratamiento de blanqueamiento dental!
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